Esto merecía un post. Ayer toqué el cielo al
escuchar dos palabritas inocentes: “te quiero”. Mi enanita a sus dos añitos y medio viene
a expresarme su amor de esta manera. Me derretí!
Fue así: anoche mientras mi esposo y yo
preparábamos la merienda, mi Ely me llamó, extendió sus bracitos hacia mí y yo
me puse a su altura y la abracé. Siempre es rico sentir un abracito de ella y
esta vez lo fue aun mejor cuando me dijo tan tiernamente “te quiero” y me dio
un besito. *o* ooooohhh! “yo te quiero a ti!! Te amo, te adoro, eres mi
chiquita linda, mi gú!” (gú fue lo primero que dijo por eso le digo así jeje)
Inexplicable la emoción que siento. Todo este
tiempo sus sonrisitas, sus abracitos, sus besitos y todo lo que hace han sido
lo máximo para mí, la recompensa a mis desvelos y malas noches. Pero esta vez
llegó mucho más arriba: vi pasar casi 3 años de mi vida en un instante, desde
que la tenía en mi vientre y ya la amaba; ahora sé que soy correspondida por su
corazoncito puro y noble.
Por eso es que ser madre es vivir al máximo: cuando
crees que ya has experimentado la máxima alegría, viene tu enana con una
sorpresa y te das cuenta que hay otro nivel más. Como en cálculo: una matriz hessiana
negativa es un máximo, así mismo, un arreglo bidimensional de varios
componentes de un mismo sistema resueltos de una manera determinada forma un
máximo en mi vida. Mis bebés lo son y yo soy la mujer más feliz del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario