Y llegó diciembre. Siempre he
disfrutado este mes porque por todos lados te encuentras con adornos navideños,
en las redes sociales todos se desean lo mejor, es época de hacer tarjetitas y
de decorar la casa con miles de foquitos, el arbolito y el nacimiento.
En casa de mis padres siempre fue
tradición el 1 de diciembre entre hermanos, papás y abuelita armar el pesebre,
el arbolito 2 veces más grande que una y colgar adornos por toda la casa al
ritmo de villancicos. Todos los años se escuchaba el mismo cassette que
posteriormente se convertiría en CD con las mismas versiones de las canciones
(puedes comprar mil discos que incluyan las mismas canciones pero no siempre
encontrarás la misma versión o el mismo coro de ese cassette tan antiguo).
Es por eso que el otro día que mi
hermana envió un mensaje de que estaba poniendo su arbolito en su casa tan
lejos de acá cantando “el chirriquitín que ha nacido entre pajas” mientras se
acordaba de mi abue como la cantaba, me sacó una lagrimita. La música te trae
tantos recuerdos…
Extraño esas cosas: armar el
arbolito, cantar los villancicos, la alegría, los estornudos de mi hermano por
el polvo, el relajo que se armaba en ese rato y después cuando todo estaba
listo me quedaba sentada en el mueble por horas mirando las luces, el pesebre y
recordando las navidades pasadas.
Ahora que mis hermanos y yo hemos
tomado cada uno nuestro propio rumbo nos queda pasar estas tradiciones a
nuestros hijos y que algún día ellos recuerden toda esta alegría de la que
nosotros fuimos parte también. Me encantó cuando mi hermano envió una foto de
sus nenas colocando los adornitos a pesar de que la más chiquita cogía las
bolitas para hacerlas rebotar en el piso y se dañaron.
Yo sueño con hacer lo mismo en mi
casa (no lo de las bolitas): estar con mis enanitos y que me ayuden a poner los
foquitos mientras cantamos villancicos. Mi fantasía queda un poco lejos debido
a que tengo dos chiquitos sumamente inquietos y traviesos de menos de 3 años en
cuyas manos estoy segura que no durarían ni un minuto los adornos.
La primera navidad que pasé con
mi esposo todavía éramos sólo 2 (y Ely en la pancita), vivíamos en un
departamento en otra ciudad. Ahí compramos un arbolito que apenas llega a la
mitad de mi estatura y mi suegra nos regaló un nacimiento South Park jeje, así
le digo yo porque son muñequitos planitos con cabecitas redondas y me recuerdan
mucho a esa caricatura. Es hermoso y siempre le agradezco ese detalle.
Así armamos nuestro primer
espacio navideño conmigo toda nostálgica porque era mi primera vez lejos de
casa y no tenía donde poner música, así que me puse a cantar solita (mi esposo
no es muy fan de los villancicos).
Para nuestra segunda navidad como
familia ya teníamos a Ely chiquita de 8 meses que paseaba por la casa en su andador.
Quedó maravillada con los foquitos y el “attakazo” artístico que hizo mi
esposito para el pesebre, los adornos los colocamos lo más lejos que pudimos de
su alcance, pero aún así un par de veces consiguió jalar unos foquitos y hacer
caer unas cositas.
Foto: El "attakazo" artístico para el pesebre South Park :)
En nuestra tercera navidad
estábamos en una nueva casa con un poco menos de espacio, Ely más inquieta y
estrenando a Netito que apenas tenía un mes. No me preocupaba lo que Neto
pudiera hacer pero con Ely caminando, corriendo y trepando por todos los rincones
no me sentía segura así que no puse nada navideño en mi casa.
Este año es peor. Ahora Ely tiene
2 años y 8 meses, Netito tiene 1 año y 1 mes y ambos son terriblemente
inquietos. Todo el mundo me sugiere que arme mi espacio navideño en un lugar
alto donde no lo puedan alcanzar y lo estoy considerando a pesar de que estoy
segura que Ely como sea se trepará y alcanzará su objetivo.
Pero me muero por hacerlo! Quiero
dedicarme un día a arreglar mi casa, armar el pesebre con mis enanos cantando.
Sé que es una fantasía y estoy segura que ese día terminaré cansada y estresada
porque mis dos enanos incansables no pararán de hacer relajo, coger los
adornos, tratar de subirse en mí para alcanzar los que trate de poner lejos y
mi esposo terminará enojándose conmigo porque la enojada voy a ser yo.
No! Me niego a que esto pase.
Tengo esta semana para pensar, planificar y organizar el espacio y sobre todas
las cosas relajarme y sumarme al desmadre que será ese día. El consejo que más
he leído de varias mamás es que debo relajarme, ser flexible con mis
expectativas y aceptar que las cosas muy probablemente no salgan como espero,
pero es cuestión de perspectiva: puedes llorar porque las rosas tienen espinas
o puedes reír porque las espinas tienen rosas.
En este link de BabyCenter
encontré ideas para celebrar la navidad con niños de 1 a 3 años. Lo aplicaré y luego
les contaré qué tal me resultó.
Y ustedes? Como pasan las fiestas de
diciembre?
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