miércoles, 1 de agosto de 2018

Como hemos cambiado

Desde hace unos días tengo en la cabeza el tema de cómo han cambiado nuestras costumbres, particularmente en el caso de la forma como vemos televisión ahora y como lo hacíamos antes.

¿Por qué traigo este tema a este blog? Porque todo parte de una conversación que tuve con mi nena, en la que me di cuenta que ella ahora tiene tantas opciones para escoger lo que ve que no entiende como pudimos nosotros sobrevivir cuando éramos niños y teníamos que soportar lo que los canales de televisión quisieran presentarnos.

Recuerdo aquella época cuando era niña (en los 90's), que yo pasaba poco tiempo frente a la tv porque la mayoría de los programas que transmitían no me interesaban, excepto por la hora que daban los dibujos animados de la Warner Bros. que siempre fueron mis favoritos. Eso, y una que otra serie familiar que me permitían ver con mis hermanos en la noche: La niñera, Un hogar casi perfecto, Paso a paso entre las que recuerdo.

Cabe recalcar que yo de niña no crecí con el servicio de televisión por cable, así que mis únicas opciones eran los canales nacionales y la pésima calidad de producción que siempre ha tenido la televisión ecuatoriana: programas de farándula y concursos (Chispazos, Haga negocio conmigo, A todo dar) donde el atractivo eran las modelos casi en calzones bailando los ritmos de moda.

Nunca faltaba la novela de las 8:30 de la noche, después del noticiero. En  mi caso siempre fue la novela brasileña del momento (que era lo menos peor, entre la cantidad de novelas venezolanas y mexicanas que transmitían otros canales y que también son malísimas) donde mi mamá y mi abuela se adueñaban del televisor y todos nos sentábamos a verla; cuando salía alguna escena de sexo o violencia, mi abuela tapaba mis ojos.

Las noches de películas eran algo especial. Generalmente, alguno de mis hermanos mayores traían alquilada una película para ver en el VHS! Oh, esos tiempos donde se alquilaban las películas. Qué cambio con el Netflix de ahora, que uno se aburre de tener que escoger algo.

Y así es como paso a darme cuenta de la infinidad de opciones que tienen para ver los niños de ahora. Empezando por la televisión por cable, que está presente ahora en casi todos los hogares, con canales dedicados sólo a series infantiles, algunas muy positivas y otras, no tanto.

En nuestra casa no tenemos antena de televisión, ni tv por cable. Sólo tenemos internet y todo lo que vemos en el televisor viene directamente de YouTube, Netflix o descargado de alguna página.

Ahora cualquier persona con una cámara aparece en televisión. Recuerdo cuando era niña que ver el rostro de alguien conocido en la pantalla era un evento! Ahora cualquiera hace vídeos y lo sube a su canal, tiene cientos de suscriptores por hacer cosas tan ínfimas como abrir un juguete nuevo y crear historias con ellos. A los niños les fascina este tipo de canales.

Otro tipo de canales en YouTube: los que juegan video juegos y suben sus logros. Otros que se dedican a dar sus comentarios sobre una película o trailer recién estrenado (los First Reactions). Los canales de maquillaje, manualidades, tutoriales desde como hacer una casa de cartón hasta una de verdad. Canales de ejercicios, bailoterapia, nutrición, cocina... cualquiera puede tener un canal! No hace falta ir a un estudio de televisión y que te aprueben el contenido de tu idea. Ya no hace falta ni siquiera ser adulto para tener tu propio show.

Infinita variedad que nos abre el internet y que gracias a eso, los niños de ahora no sabrán lo que era tener que esperar una hora determinada para tu programa favorito. Ahora sólo tienen que prender la pantalla y escoger entre las opciones que le presentan, y que dicho sea de paso, la misma aplicación va guardando sus favoritos para presentárselas en primer lugar cuando hay algo nuevo. Y así es como alimentamos a miles de YouTubers alrededor del mundo.

Creo que esto tiene su lado positivo y su lado negativo, como todo. Tener opciones siempre es bueno, sobre todo cuando en los canales siguen pasando las mismas porquerías y peores. Alrededor del mundo hay mucha gente con buenas ideas, canales de ciencia, experimentos para niños y otros por el estilo. Por el lado negativo, tenemos que precisamente porque esos contenidos no son regulados por nadie y que los niños son susceptibles a cualquier cosa que le presenten si simplemente se ve bonita.

Como padres, nuestra tarea será regular las horas que pasan frente al tv y vigilar los contenidos que ven. En lo personal, preferiría que tomen un libro, como yo lo hacía a esa edad, y que se vayan a leer algo productivo. Lamentablemente, la lectura no resulta tan atractiva como alguna aplicación interactiva en una tablet o celular, que será otro tema para otra entrada.

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