miércoles, 30 de mayo de 2018

A mi “pequeña” sobrina en sus 15 años

Tú no lo viviste, pero tu mamá y yo éramos muy unidas. Cuando yo era niña y ella tenía tu edad, conversaba muchísimo conmigo cada noche. Me contaba sus anécdotas, sus sueños, sus ilusiones y tantas cosas que compartimos. Hoy la vida nos ha puesto lejos, no tuve la oportunidad de ser parte de esta faceta suya como madre, pero siempre en mi corazón ustedes están presentes.

Es por esto que el cariño que te tengo, quizás nunca te lo haya podido expresar tanto. No he llegado a conocerte como hubiera querido. No he podido ser la tía cool que quería ser para ti (después de todo, eres mi primera sobrina!). Pero eso no quita que me preocupe por ti, que te quiera mucho y que quiera enseñarte un poco de mi vida, porque como tan sabiamente me decía tu madre: el sabio experimenta en cabeza ajena (valga la redundancia).

Hoy cumples 15 años, exactamente la mitad de lo que tengo yo ahora (qué vieja que estoy!) y sé bien que esta época está llena de sueños, ilusiones… y también de desilusiones que te arrancarán más de una lágrima. Mija, es parte de la vida y lo único que puedo aconsejarte yo, es que de cada lágrima tuya saques una lección, y que cuando derrames una, te asegures de que sea por algo que realmente valga la pena. De otra forma, haz de tripas corazón, límpiala y sigue adelante, que lo mejor está por venir… y no tienes ni idea de qué te espera.

A los 15 años es tan fácil ver como si cualquier herida pudiera derrumbar tu mundo en un segundo, pero yo te digo que no es así. Vas a vivirlo intensamente, porque esta es la edad para ello. Aprenderás y un día, cuando tengas mi edad, quizás leas esta carta y dirás que tenía razón.

Mira siempre adelante, pequeña. Aprende a conocerte y conocer a los demás. Sólo así te darás cuenta de lo que vas a querer realmente para tu vida. Confía en tu corazón, él te llevará lejos; pero cuando te sientas perdida, confía en los mayores que queremos lo mejor para ti y te aconsejaremos con la sabiduría que nos permitan nuestros años y nuestra experiencia. Dicen que la experiencia no es un accidente, y yo creo que es un conjunto de ellos (jeje).

Sonríe y sé feliz. Como siempre le digo yo a mi hijita: Promete que serás feliz, te pones muy guapa al reír; y así, sólo así quiero recordarte. Así, adelante. Así, vida mía, ahora te toca a ti seguir nuestro viaje.

Feliz cumpleaños, mi pequeña. Siempre te diré pequeña aunque seas 2 veces más alta que yo (quien no?). En este y todos los días de tu vida, deseo para ti luz y alegría. Que tu sonrisa no se apague jamás.

Te dejo con una canción que, cuando tenía tu edad, me gustaba mucho, pero no la terminé de entender hasta ahora. Espero que te guste.

Cuando era pequeño me enseñaron
A perder la inocencia gota a gota
Qué idiotas!

Cuando fui creciendo aprendí
A llevar como escudo la mentira
Qué tontería!

De pequeño me enseñaron a querer ser mayor
De mayor quiero aprender a ser pequeño
Así cuando cometa otra vez el mismo error
Quizás no me lo tengas tan en cuenta

Me atrapó el laberinto del engaño
Con alas de seda me escapé
Para no volver

Cerca de las nubes como en sueños
Descubrí que a todos nos sucede
Lo que sucede

De pequeño me enseñaron a querer ser mayor
De mayor quiero aprender a ser pequeño
Así cuando cometa otra vez el mismo error
Quizás no me lo tengas tan en cuenta.

martes, 22 de mayo de 2018

Influencias

Esta es una de las pocas noches que decido sentarme en la computadora de la casa, según yo a trabajar, pero no podía dejar pasar la oportunidad de contar una pequeña anécdota que ocurrió hace unos minutos.

Como sabrán, soy ingeniera civil y entre los pequeños trabajitos que tengo, me dedico a diseñar casas. Ely ha sido testigo del trabajo que mi esposo y yo realizamos casi todos los días. Cuando a ella le preguntan a qué se dedican papá y mamá, ella dice que nosotros dibujamos casas.

Y es así como el día de ayer tuve unos clientes que venían por un diseño. Da la casualidad que son amigos nuestros y pues, como no dispongo oficina propia, debí recibirlos en mi casa. Empezamos a conversar sobre la casa que querían y viene Ely con su cuaderno de dibujo.

- Mira - le dice a la señora - esta es una cama de dos pisos, y por aquí (señalando un tobogán) se baja. Cada cama tiene su tobogán.

- Y donde van los juguetes? - pregunta el señor, encantado de ver sus dibujitos.

- Aquí (señala un anaquel que también dibujó) van los legos, los libros y los juguetes.

Mis amigos/clientes quedaron encantados con ella, ya que también tienen hijos un poco menores que los míos, le agradecieron sus ideas y le dijeron que van a considerarlas para los cuartos de sus niños.

Hoy pues, estoy aquí sentada frente al computador diseñando la casa en cuestión, cuando viene Ely.

- Mami, esa es la casa de la piscina?

- Si, corazón

- Y donde está mi cama de dos pisos y los toboganes?

- Ehm... pues todavía no los he puesto...

- Pero no te olvides. Pones toboganes y columpios. Y si quieres ver mis dibujos, están en mi cuaderno que está allá (señalando)

- 😅 Ok, Ely.. lo tendré en cuenta. Ya a dormir!

Adoro a mi nena, y no es la primera vez que la veo dibujar lo que para ella vendrían a ser planos de construcción. He visto varios dibujos suyos donde pone varias partes de casas y luego con flechas indica como armarlos. Una casa en un árbol, las ventanas redondas, los toboganes y los columpios...

No pude evitar preguntarme si en un futuro esta nena va a ser ingeniera como yo, arquitecta, diseñadora de interiores... o quién sabe qué querrá ser! Lo único que sé es que si ella hace estas cosas ahora, debe ser porque la hemos influenciado de una u otra forma. Sin querer y sin proponérnoslo, ella sólo ha visto el gusto con el que hacemos nuestro trabajo y quiere imitarnos.

Es así como enseñamos a nuestros hijos: a través del ejemplo. Teniendo esto en cuenta, he decidido que le enseñaré a ser feliz y a amar lo que haga. Creo que es la mejor enseñanza que le puedo dejar a mi hija.

PD: También le estamos enseñando a amar la buena música. Ahora mi nena pasa cantando canciones de Queen: Somebody to love y Bohemian Rhapsody 😁

jueves, 17 de mayo de 2018

De niñeras y leyes laborales

Tal como les había dicho en la entrada anterior, tenía pendiente contar la última historia sobre experiencias de terror que he tenido con empleadas domésticas. He sido empleadora doméstica desde hace 7 años aproximadamente y tuve experiencias de todo tipo... pero esta última ha sido la peor y quiero compartirla.

Se trata de una señora que estuvo 4 años trabajando conmigo en mi casa, a quien di mi entera confianza. Pero al final, debido a la situación económica que atravesamos mi esposo y yo, no podíamos seguir empleándola ya que el gasto era muy fuerte, aunque trabajara solo medio tiempo. Es por esto que decidimos conversar con ella y le ofrecimos un acuerdo con una LIQUIDACIÓN JUSTA (calculada incluso con un Inspector de Trabajo). La idea del acuerdo era que si a ella le parecía bien se retiraba con su liquidación, y si no seguiría con su trabajo normalmente.


Un poco a regañadientes, lo aceptó y hasta firmó aquel papel que redacté, con los valores revisados por el Ministerio de Trabajo, pero sin firmas o sellos de ellos (error No. 1). Pero vino alguien a meterle la idea de que podía demandarme como que la hubiera despedido intempestivamente y que podría sacarme una muy mayor cantidad de dinero. Y eso hizo.


Quizás porque aun soy joven, confiaba mucho en ella y porque era un contrato verbal, en todo ese tiempo que trabajó conmigo jamás se me ocurrió hacerle firmar un recibo de pago a la señora (error No. 2 y el más grave). Yo sé que hice todo correcto, siempre le di todos los beneficios de ley, incluso cuando la gente cercana me decía que le pagaba demasiado. Le di afiliación al seguro social, vacaciones, décimos, fondos de reserva, hasta canasta navideña... y así es como me paga: MINTIENDO DESCARADAMENTE frente a un juez diciendo que jamás le pagué nada de eso.


Claro, pude refutar algunas de sus demandas con pruebas, ya que los pagos obligatorios al IESS los hice siempre por medios electrónicos, de lo cual queda registro; pero de nuevo, por no hacer firmar recibos, la sentencia del juicio me obliga a pagarle una cantidad que aunque es menos de lo que demandó, sigue siendo descomunal para mis bolsillos, que se refiere al pago de vacaciones y décimos durante 4 años, como que nunca se los hubiera pagado.


Las leyes laborales no favorecen al empleador, sino al empleado siempre y así esta escrito en el Código de Trabajo. Esto hace que se satanice a todos los empleadores como abusivos, sapos que solo buscan pagar menos y ganar mas, explotadores y tantas cosas mas, y que casos hay, pero también habemos empleadores honestos, que queremos hacer las cosas bien y necesitamos protección ante gente como ésta que pretende arreglarse la vida con nuestros errores.


El Código de Trabajo mismo indica que en el caso del servicio doméstico, el empleador NO PERSIGUE FINES DE LUCRO, es decir, no tenemos ninguna ganancia o producción alguna por darle empleo a alguien. Merecemos esto? Darle todo el dinero que pida el empleado aun cuando nosotros pasamos por una crisis económica solo por haber olvidado algo como un papel cuando se suponía que trabajábamos en confianza?


Sobre la persona que me demandó, debo decir que aunque los primeros años trabajó muy bien, al final no lo hizo: faltaba constantemente y sin previo aviso, no acataba las disposiciones que se le daban, y otras faltas más que me las aguanté sólo porque sabía que si la despedía, debía pagarle una indemnización que no estaba a mi alcance. Así que cuando ya no se pudo más, quise buscar el medio menos conflictivo y más justo para salir de esto, sin perjudicarla ni a ella ni a mí. Sin embargo, lo que me hizo fue como una puñalada para mí, sólo por el interés del dinero que se le metió entre ceja y ceja.

Soy inexperta, lo se. Fui ilusa y tonta, también lo aprendí ya. Pero si de esto alguien mas aprende, no habrá sido en vano.


miércoles, 2 de mayo de 2018

Volviendo al ruedo

Poquito a poco, y sin querer, caí en lo que no quería caer. Hoy he revisado desde la primera entrada de este blog y había dicho que no lo abandonaría... pero caí. Es tan fácil dejarse llevar: el trabajo, los niños, las deudas, la vida adulta... todo esto me ha dejado encerrada en un mar de estrés interminable.

Hace unos días, conversando con mi esposo, llegamos a la conclusión de que escribir siempre ha sido mi catarsis, mi forma de expresarme y dejar ir los sentimientos negativos. Es por esto que he decidido retomar mi blog, con los mismos contenidos de siempre: la experiencia de ser madre.

Las cosas han cambiado mucho por aquí. Sigo siendo servidora pública, mi esposo sin trabajo desde hace años ahora se hace cargo de los niños, ya que tuvimos la mala suerte de tener una empleada doméstica ingrata que al irse nos dejó demandados y con una deuda que no podemos pagar (tema del que ya les contaré con detalle para que no paguen piso como yo. Spoiler: la tipa es una ladrona, nosotros fuimos las víctimas).

Entre las cosas bonitas, los niños han crecido. Ely tiene 7 años ahora y Neto 5. La crianza no ha sido cosa fácil. Con Neto hemos tenido que pasar por varias terapias de lenguaje para que supere su habla disfásica que tiene (otro tema para contarlo más adelante a detalle). Ely da guerra en la escuela; esto de aprender a leer y escribir ha sido un trabajo incansable.

La vida de adultos no da tregua: conseguir una casa, un trabajo para mi esposo, una buena escuela para los niños. Perdimos el carro, la empleada doméstica nos dejó en la quiebra. Nos hemos caído pero juntos de la mano, nos tratamos de levantar.

Ser adultos no es sencillo y tener dos vidas a cargo, mucho menos. Pero como dice mi pilar de fortaleza (mi esposo): ¿Qué hacemos cuando tenemos el peso del mundo encima? Nos paramos fuerte para aguantar.

Fortaleza siempre, amigos! He vuelto!

¿Y el tercero pa' cuando?

Este mes tuve un retraso de cinco días en la regla, algo un poco fuera de lo común ya que normalmente no se me retrasa más de tres días. Ine...